Etiquetas

martes, 7 de noviembre de 2017

SEGUNDA ERA. CICLO PRIMERO. FASE II. Capítulo 1. UNA HISTORIA DE AMOR

NUEVAS LEYENDAS DEL LAGO ATITLÁN

SEGUNDA ERA
CICLO PRIMERO
FASE II 

JORGE RUIZ CUESTA


http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
Atitlán,
Cerca del agua.

 
ÍNDICE 

 
CICLO PRIMERO “Historias de amores y perros”

FASE I

1. Los cheles de los hombres
2. El viento y los perros
3. Huesos


FASE II
1. Una historia de amor.
2. Segunda oportunidad irrepetible.


CICLO SEGUNDO

FASE I
MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS de Jesús Miravalles
EXTRAÍDAS DEL “DIARIO DE UN VIAJERO”
1. El lago soñado
2. Recuerdos o sueños
3. La cima
4. Insomnio y leyendas
5. Otro insomnio, otra leyenda
6. Atravesando el espejo
7. Intuiciones o ladridos
8. Meditaciones sumergidas
9. El barco fantasma
10. Geografía irreal
11. Vientos ahogados
12. Paisaje íntimo
13. La transformación del viajero.


 

SEGUNDA ERA

CICLO SEGUNDO

FASE II 




 1. UNA HISTORIA DE AMOR



Con las manos huesudas, morenas, arrugadas, casi consumidas por el sol y el tiempo, el anciano, sacando los granos a una mazorca, me contó su larga vida, como el que desgrana sus más persistentes recuerdos antes de que se los lleve la muerte:

<< La conocí en las fiestas de San Juan. Lo curioso es que ninguno de los dos éramos de ese pueblo. Yo soy de San Pedro La Laguna y ella vivía en San Marcos aunque había nacido en Sacapulas, un pueblito de la Sierra de los Cuchumatanes. Ni nuestros orígenes, ni la distancia, ni nuestras lenguas, ni la oposición familiar, nos impidieron comenzar a hablar. Todo lo vencimos gracias a la fuerza del Lago Atitlán y su oculta naturaleza. Pero no se impaciente, don, enseguida le cuento.
Juan Fermin Gonzalez Morales: Sueño del Ebrio
<< Yo era un poco loco por aquellos años. Mi padre me regañaba casi diario porque no hacía mis mandados, estaba siempre jugando fútbol con los amigos, o chupando en las ferias y fiestas de guardar. Lo cierto es que mi papá también hacía lo mismo, pero él no quería que yo siguiera su mal ejemplo. Mi mamá repetía: "A ver cuándo te casas, que sólo así te llegará el cambio", aunque nunca sabré qué cambio era ese, pues ella falleció poco antes del encuentro que le voy a relatar. Pero hay una cosa que ella dijo y de la que todavía me acuerdo como si fuera hoy: “Que el amor entra por la puerta de los ojos, se arraiga en la cueva del corazón y se aleja por la ventana de la cabeza”.


Antonio C. Ixtamer: Las cuatro edades
<< Tenía 17 años cuando fuimos a la fiesta de San Juan. No habíamos empezado a tomar cuando vi a Luisa vendiendo sus tamalitos junto a su mamá y un su hermano que tenía cinco años por esa época. El niño gritaba para que se le escuchara entre la bulla de los otros vendedores y las orquestas. “Hay tamales, hay tamales, cuatro por un quetzal”, decía. (Fíjese don, que hoy por cinco quetzales, se los dan a usted más pequeños y con menos carne que entonces).
Jose Antonio González Escobar: El Palo Volador
Jose Antonio González Escobar: El Palo Volador
Yo tenía hambre pero al ver a Luisa me quedé parado y como sonámbulo. Me acerqué a ella sin dejar de mirarle a los ojos, le pedí los cuatro tamalitos y saqué mi quetzal, que era todo el gasto que tenía para aquel día. Mis amigos se enojaron, no tenían hambre y les molestó que me gastara en comida el dinero para la cuxa. Fue así como vi aquellos ojos, aquella cara, aquellas manos que me sirvieron atentas, sin mirarme. Luisa ni siquiera me sonrió pero yo quedé como tonto para el resto de la fiesta y me aburrí. El tiempo se me hizo largo y el trago, que apenas probé, me sentó mal. Por un conocido que me encontró contemplando fijamente a la muchacha, supe que su familia ixil era de Sacapulas y siempre habían vivido allí hasta que la guerra llegó por aquellas tierras.
Samuel Cumes Pop: Lucha Diaria
<< Desde esas fiestas de San Juan, siempre que tenía ocasión iba por la orilla del Lago caminando a San Marcos, pensando en Luisa, en su bonito rostro y en lo que me había ocurrido sólo por mirarla. Yo me sentía hechizado, la tuve en mis pensamientos muchos días y noches, y la busqué sin encontrar su casa, hasta que un día de noviembre, cuando las lluvias provocaron un movimiento de tierras que se llevó muchas viviendas de San Marcos fui para allá. Ya habían pasado varias horas desde la desgracia y esa vez es cuando nos miramos por segunda vez, aunque para ella fue la primera. Estaba parada frente a su casa destruida, con rastro de haber llorado. Por fin pudimos hablar, sin que nadie de su familia se enterase. Conseguí hacerle reír porque como le digo, don, yo era un poco loco en aquel tiempo. Su risa era tímida al principio pero después me fue tomando confianza y solo verla me daba alegría y me traía inspiración.
Chema Cox: Princesa tz'utujil con sus flores
<<Yo nunca había estado enamorado hasta entonces y no sabía por qué pasaba largas horas en silencio y soledad sin concentrarme en nada, dando largos paseos, mirando por la ventana de nuestra casa que da al Lago. Para hacerle el cuento corto don, que ya le veo inquieto, le adelanto ahora que hay una leyenda que dice que los enamorados, si piensan el uno en el otro en las noches de luna llena, frente a las aguas del Lago Atitlán, consagrarán su amor para siempre y no podrán ser separados nunca, ni por dioses, ni por hombres, ni por los trabajos, ni por la muerte aún >>.

Chema Cox: Baile de la Conquista

Hasta aquí la historia del anciano, más o menos como él la contó. Pero esto no es todo. Su historia termina así:
Después de varios meses, con más obstáculos que oportunidades para verse y tratarse, pero con la confianza de saber que se amaban, acordaron ponerse al amparo de esa leyenda, pues sus padres no parecían interesados en bendecir su unión. Eran muy jóvenes y no tenían dinero, él apenas había empezado a trabajar y ella no había ido al colegio. Decidieron que la noche de Noche Buena, se concentrarían el uno en el otro, pensándose y contemplándose mutuamente frente a las aguas del lago, por ver si era verdad la leyenda... o saber si no lo hicieron por pura desesperación. 
Entonces comenzaron a suceder cosas. Su madre murió al día siguiente, el día de Navidad, y como si la viudez pusiera a su padre sentimental, pasado el luto, logró que le diera su consentimiento.
En la casa de Luisa también pasaron cosas. Un hombre, al parecer primo segundo de la madre de Luisa, llegó a su casa con motivo de realizar unos negocios relacionados con el tul. (Hacía cestas, tapetes, esteras y toda clase de cosas que vendía por los pueblos de la orilla). Este Antonio, que así se llamaba, se prendó de Luisa y a la semana de andar por allí la pidió en matrimonio a sus padres. Entonces Luisa, sin decir nada nadie, mucho menos a su pretendiente, se puso enferma. Apenas comía, apenas dormía y se estaba debilitando a ojos vista. Sus padres al principio se mantuvieron firmes, sin mencionar la evidente relación entre la desgana de Luisa y su enfermedad. Después de consultar a una curandera se convencieron de que se trataba de un mal de amores y no había que contrariar al destino. Sus padres cedieron y así fue como consintieron sus relaciones y concertaron boda. En cuanto Luisa cumplió los 16 años, se casaron aquí en San Pedro, en la Iglesia mayor. Y hasta hoy, gracias al lago y a la naturaleza de sus caracteres, se amaron y se respetaron con armonía y salud.
Esta es la fuerza oculta del Lago Atitlán: que sus leyendas se cumplen aunque nadie las cree ni las crea.





ADVERTENCIA PARA INADVERTIDOS-AS
Toda búsqueda de leyendas es legendaria.
Toda búsqueda o indagación sobre uno mismo es una búsqueda o indagación universal. El tiempo, el ingrediente esencial de la vida, se hace espiral y, entonces, sus ciclos no se repiten, en todo caso, repiten el biorritmo que los contemporiza. Esa es la armonización primordial, la que has de buscar, encontrar y mantener, cueste lo que cueste, en el bombeo de tu corazón, los ritmos de tu respiración, los anhelos de tu espíritu.
Por eso, si, desconcertado, has perdido la cadencia temporal que se acopla a tu ser, aquí podrás encontrar un nuevo vínculo entre lo íntimo y lo universal que no te sea ajeno.
Y todo porque, si buscas leer, vivirás, y si buscas vivir, leerás.


http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
JORGE RUIZ CUESTA 
Atitlán, Cerca del agua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario