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jueves, 30 de noviembre de 2017

ERA SEGUNDA. CICLO SEGUNDO. FASE I. MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS. Capítulos 1-3



NUEVAS LEYENDAS DEL LAGO ATITLÁN
 

JORGE RUIZ CUESTA


http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
Atitlán,
Cerca del agua.







Jorge Ruiz Cuesta: "Despertar Soñando"
 
 
 
SEGUNDA ERA

CICLO PRIMERO

ÍNDICE

CICLO PRIMERO “Historias de amores y perros”

FASE I
1. Los cheles de los hombres
2. El viento y los perros
3. Huesos


FASE II
1. Una historia de amor.
2. Segunda oportunidad irrepetible.


CICLO SEGUNDO

FASE I
MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS de Jesús Miravalles
EXTRAÍDAS DEL “DIARIO DE UN VIAJERO”

1. El lago soñado
2. Recuerdos o sueños
3. La cima
4. Insomnio y leyendas
5. Otro insomnio, otra leyenda
6. Atravesando el espejo
7. Intuiciones o ladridos
8. Meditaciones sumergidas
9. El barco fantasma
10. Geografía irreal
11. Vientos ahogados
12. Paisaje íntimo
13. La transformación del viajero.





 

ERA SEGUNDA
 
CICLO SEGUNDO
FASE I

EXTRACTOS DEL “DIARIO DE UN VIAJERO”

de Jesús Miravalles



Emilio González Morales: Juego de Animales
JESÚS MIRAVALLES (heterónimo) es autor del relato fantástico “Despertar soñando”. En este "testimonio para unos, relato fantástico para otros", Jesús Miravalles narra su llegada a San Pedro La Laguna, donde traba relación con María Canil y su familia. A través de diversas experiencias, conocimientos y sueños más o menos inducidos, Jesús se descubre como soñador lúcido y va tomando cierto control sobre sus propios sueños. Esta capacidad le permite interactuar con los espíritus, entidades y escenarios que aparecen en las historias tradicionales y las leyendas divulgadas por la tradición oral de San Pedro y otros pueblos del lago Atitlán.

(AVISO DESINTERESADO: Si alguien quiere conseguir esta novela, deberá dejar un comentario al final de este blog)









I. MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS
de Jesús Miravalles 

http://artemaya.com/art/emilio/emg017.html
Emilio G.M. Baile de las Jarras
Los textos aquí reunidos bajo títulos como “Meditaciones contemplativas”, “Crónicas poéticas” y “Crónicas sociales”, entre otros, fueron escritos durante los años que Jesús Miravalles pasó en San Pedro La Laguna, en compañía de María Canil y su familia, aprendiendo historias, cuentos, leyendas y consejos mayas que recogía en conversaciones con los habitantes del lago Atitlán o en libros y documentos de cultura local, mientras escribía a modo de diario, su relato-testimonio “Despertar soñando”. Estos textos breves guardan un gran paralelismo en tono, temas e intención con los publicados en NUEVAS LEYENDAS DEL LAGO ATITLÁN (ERA PRIMERA, CICLOS I, “Paisaje interior” y II, “Usos, manías, leyendas y costumbres”). Simplemente se hallaron en épocas, circunstancias y cuadernos diferentes. En ellos, sigue mezclando de una manera indistinguible intuiciones y leyendas, costumbres personales y locales, descripciones del paisaje y del ánimo, y además, mantiene la estructura que alterna ciclos de trece capítulos con ciclos de nueve.












1. EL LAGO SOÑADO

Emilio González Morales
Cuando un turista llega por primera vez al lago Atitlán corre el peligro de creerse sumergido en un sueño y puede comenzar a temer que de un parpadeo a otro todo desaparecerá, que un extraño despertar lo va a regresar a su ciudad de origen justo cuando el despertador anuncie otra jornada laboral de pesadilla.


Como el lago Atitlán no le habla a los desconocidos, en vano aguardará el turista una de esas señales con las que la realidad se enseñorea y patalea. Los reflejos del sol en el agua, los efectos de la lluvia en las nubes, una brisa que no se sabe de dónde viene y a dónde va, difuminan las líneas del mundo y el viajero llegará a dudar si está recorriendo el lago o sus pensamientos.

Emilio González Morales
Lo más probable es que no haya aire, ni olas, ni nubes, ninguna forma ni sombra que distraiga la razón. Sólo un agua mansa que parece azul, jugando a los espejos con un sol brillante y tres volcanes muertos que le gritan al cielo su color verde esmeralda, como si esperanzas ancestrales hubiesen sobrevivido a la ceniza.
















2. RECUERDOS O SUEÑOS

La impresión que el visitante obtiene al mirar por primera vez el lago Atilán es que está soñando. Muchos piensan que esto se debe a que traen una imagen interiorizada del lago por fotografías que vieron antes de venir, pero no saben que una vez inmersos en el paisaje real del lago, el ensueño envuelve todas las evidencias visibles y el exceso de belleza ahuyenta hasta lo obvio.


El visitante pensará que se debate entre inconsistencias, que juega con intuiciones, que especula frente al espejo más grande del mundo y se resistirá durante largo tiempo a reconocer la certeza de estos misterios que son como corazonadas, pero al deslizar inevitablemente la mirada sobre la superficie del lago, hasta los más despreocupados turistas pueden imaginar un mundo sumergido, poblado de personajes de leyenda o de figuras mitológicas de hombre y animal.


Comprobarán entonces que la silueta de una montaña puede ser un antepasado que se durmió o que mirando el Cerro de Oro se puede distinguir la punta de un volcán, un elefante, un sombrero, (o un elefante dentro de un sombrero que es lo que imaginó el autor de El Principito). En definitiva, gracias a la cambiante confusión de las formas que dibujan el paisaje del lago, todo se percibe con aire onírico, y por eso se tarda tanto tiempo en discernir si lo vivido aquí son recuerdos o sueños.













3. LA CIMA


Después de cinco horas de subida, el viajero llega a la cima del Volcán San Pedro con pálpitos que se sienten en las sienes, visiones que vienen a superpoblar la cabeza y nostalgias que anidan y enredan el corazón.


Desde la ausencia que es el cráter dormido, puede contemplarse en días despejados todo el entorno imponente del lago Atitlán. Al atardecer, un viajero que vea cómo se oculta el sol a su espalda podrá distinguir el punto minúsculo de su silueta proyectada sobre las aguas. Sólo entonces comprenderá sus dimensiones y pensará en el Volcán como en un gigantesco animal que puede deglutirlo o que lo vomitó.


Cuando llega la noche el viajero tomará conciencia de que todo el paisaje del lago salió de un cráter como el que ahora pisa y no se atreverá a bajar a oscuras. Por eso los que pernoctan en la cima regresan con cierto aire de reconocimiento y sumisión como si hubiesen quedado agradecidos a una naturaleza que les ignoró.


Por su parte, un Antiguo Maya que contemplara la puesta de sol desde el Volcán hoy llamado San Pedro, aunque tuviera miedo de los peligros del descenso nocturno, se sentiría tan poderoso y en comunión con el mundo, tan sin distinguir lo interior de lo exterior que ni el jaguar, ni la víbora, ni el coche de monte, ni el venado, ni los pájaros de buen o mal agüero, alterarían su decisión. Únicamente bajaría del volcán con otros miedos porque el maya Antiguo conocía los animales, las señales, los túneles, las grietas y los guardianes que podían secuestrarlo, seducirlo o atraparlo por siempre jamás.






...PRÓXIMAMENTE...

EN NUEVAS LEYENDAS DEL LAGO ATITLÁN. 

ERA SEGUNDA
CICLO SEGUNDO

FASE I
MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS de Jesús Miravalles
EXTRAÍDAS DEL “DIARIO DE UN VIAJERO”


4. Insomnio y leyendas
5. Otro insomnio, otra leyenda
6. Atravesando el espejo
7. Intuiciones o ladridos
8. Meditaciones sumergidas
9. El barco fantasma
10. Geografía irreal
11. Vientos ahogados
12. Paisaje íntimo
13. La transformación del viajero. 


JORGE RUIZ CUESTA

http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
Atitlán,
Cerca del agua.





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