Etiquetas

jueves, 30 de noviembre de 2017

ERA SEGUNDA. CICLO SEGUNDO. FASE I. MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS. Capítulos 1-3



NUEVAS LEYENDAS DEL LAGO ATITLÁN
 

JORGE RUIZ CUESTA


http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
Atitlán,
Cerca del agua.







Jorge Ruiz Cuesta: "Despertar Soñando"
 
 
 
SEGUNDA ERA

CICLO PRIMERO

ÍNDICE

CICLO PRIMERO “Historias de amores y perros”

FASE I
1. Los cheles de los hombres
2. El viento y los perros
3. Huesos


FASE II
1. Una historia de amor.
2. Segunda oportunidad irrepetible.


CICLO SEGUNDO

FASE I
MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS de Jesús Miravalles
EXTRAÍDAS DEL “DIARIO DE UN VIAJERO”

1. El lago soñado
2. Recuerdos o sueños
3. La cima
4. Insomnio y leyendas
5. Otro insomnio, otra leyenda
6. Atravesando el espejo
7. Intuiciones o ladridos
8. Meditaciones sumergidas
9. El barco fantasma
10. Geografía irreal
11. Vientos ahogados
12. Paisaje íntimo
13. La transformación del viajero.





 

ERA SEGUNDA
 
CICLO SEGUNDO
FASE I

EXTRACTOS DEL “DIARIO DE UN VIAJERO”

de Jesús Miravalles



Emilio González Morales: Juego de Animales
JESÚS MIRAVALLES (heterónimo) es autor del relato fantástico “Despertar soñando”. En este "testimonio para unos, relato fantástico para otros", Jesús Miravalles narra su llegada a San Pedro La Laguna, donde traba relación con María Canil y su familia. A través de diversas experiencias, conocimientos y sueños más o menos inducidos, Jesús se descubre como soñador lúcido y va tomando cierto control sobre sus propios sueños. Esta capacidad le permite interactuar con los espíritus, entidades y escenarios que aparecen en las historias tradicionales y las leyendas divulgadas por la tradición oral de San Pedro y otros pueblos del lago Atitlán.

(AVISO DESINTERESADO: Si alguien quiere conseguir esta novela, deberá dejar un comentario al final de este blog)









I. MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS
de Jesús Miravalles 

http://artemaya.com/art/emilio/emg017.html
Emilio G.M. Baile de las Jarras
Los textos aquí reunidos bajo títulos como “Meditaciones contemplativas”, “Crónicas poéticas” y “Crónicas sociales”, entre otros, fueron escritos durante los años que Jesús Miravalles pasó en San Pedro La Laguna, en compañía de María Canil y su familia, aprendiendo historias, cuentos, leyendas y consejos mayas que recogía en conversaciones con los habitantes del lago Atitlán o en libros y documentos de cultura local, mientras escribía a modo de diario, su relato-testimonio “Despertar soñando”. Estos textos breves guardan un gran paralelismo en tono, temas e intención con los publicados en NUEVAS LEYENDAS DEL LAGO ATITLÁN (ERA PRIMERA, CICLOS I, “Paisaje interior” y II, “Usos, manías, leyendas y costumbres”). Simplemente se hallaron en épocas, circunstancias y cuadernos diferentes. En ellos, sigue mezclando de una manera indistinguible intuiciones y leyendas, costumbres personales y locales, descripciones del paisaje y del ánimo, y además, mantiene la estructura que alterna ciclos de trece capítulos con ciclos de nueve.












1. EL LAGO SOÑADO

Emilio González Morales
Cuando un turista llega por primera vez al lago Atitlán corre el peligro de creerse sumergido en un sueño y puede comenzar a temer que de un parpadeo a otro todo desaparecerá, que un extraño despertar lo va a regresar a su ciudad de origen justo cuando el despertador anuncie otra jornada laboral de pesadilla.


Como el lago Atitlán no le habla a los desconocidos, en vano aguardará el turista una de esas señales con las que la realidad se enseñorea y patalea. Los reflejos del sol en el agua, los efectos de la lluvia en las nubes, una brisa que no se sabe de dónde viene y a dónde va, difuminan las líneas del mundo y el viajero llegará a dudar si está recorriendo el lago o sus pensamientos.

Emilio González Morales
Lo más probable es que no haya aire, ni olas, ni nubes, ninguna forma ni sombra que distraiga la razón. Sólo un agua mansa que parece azul, jugando a los espejos con un sol brillante y tres volcanes muertos que le gritan al cielo su color verde esmeralda, como si esperanzas ancestrales hubiesen sobrevivido a la ceniza.
















2. RECUERDOS O SUEÑOS

La impresión que el visitante obtiene al mirar por primera vez el lago Atilán es que está soñando. Muchos piensan que esto se debe a que traen una imagen interiorizada del lago por fotografías que vieron antes de venir, pero no saben que una vez inmersos en el paisaje real del lago, el ensueño envuelve todas las evidencias visibles y el exceso de belleza ahuyenta hasta lo obvio.


El visitante pensará que se debate entre inconsistencias, que juega con intuiciones, que especula frente al espejo más grande del mundo y se resistirá durante largo tiempo a reconocer la certeza de estos misterios que son como corazonadas, pero al deslizar inevitablemente la mirada sobre la superficie del lago, hasta los más despreocupados turistas pueden imaginar un mundo sumergido, poblado de personajes de leyenda o de figuras mitológicas de hombre y animal.


Comprobarán entonces que la silueta de una montaña puede ser un antepasado que se durmió o que mirando el Cerro de Oro se puede distinguir la punta de un volcán, un elefante, un sombrero, (o un elefante dentro de un sombrero que es lo que imaginó el autor de El Principito). En definitiva, gracias a la cambiante confusión de las formas que dibujan el paisaje del lago, todo se percibe con aire onírico, y por eso se tarda tanto tiempo en discernir si lo vivido aquí son recuerdos o sueños.













3. LA CIMA


Después de cinco horas de subida, el viajero llega a la cima del Volcán San Pedro con pálpitos que se sienten en las sienes, visiones que vienen a superpoblar la cabeza y nostalgias que anidan y enredan el corazón.


Desde la ausencia que es el cráter dormido, puede contemplarse en días despejados todo el entorno imponente del lago Atitlán. Al atardecer, un viajero que vea cómo se oculta el sol a su espalda podrá distinguir el punto minúsculo de su silueta proyectada sobre las aguas. Sólo entonces comprenderá sus dimensiones y pensará en el Volcán como en un gigantesco animal que puede deglutirlo o que lo vomitó.


Cuando llega la noche el viajero tomará conciencia de que todo el paisaje del lago salió de un cráter como el que ahora pisa y no se atreverá a bajar a oscuras. Por eso los que pernoctan en la cima regresan con cierto aire de reconocimiento y sumisión como si hubiesen quedado agradecidos a una naturaleza que les ignoró.


Por su parte, un Antiguo Maya que contemplara la puesta de sol desde el Volcán hoy llamado San Pedro, aunque tuviera miedo de los peligros del descenso nocturno, se sentiría tan poderoso y en comunión con el mundo, tan sin distinguir lo interior de lo exterior que ni el jaguar, ni la víbora, ni el coche de monte, ni el venado, ni los pájaros de buen o mal agüero, alterarían su decisión. Únicamente bajaría del volcán con otros miedos porque el maya Antiguo conocía los animales, las señales, los túneles, las grietas y los guardianes que podían secuestrarlo, seducirlo o atraparlo por siempre jamás.






...PRÓXIMAMENTE...

EN NUEVAS LEYENDAS DEL LAGO ATITLÁN. 

ERA SEGUNDA
CICLO SEGUNDO

FASE I
MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS de Jesús Miravalles
EXTRAÍDAS DEL “DIARIO DE UN VIAJERO”


4. Insomnio y leyendas
5. Otro insomnio, otra leyenda
6. Atravesando el espejo
7. Intuiciones o ladridos
8. Meditaciones sumergidas
9. El barco fantasma
10. Geografía irreal
11. Vientos ahogados
12. Paisaje íntimo
13. La transformación del viajero. 


JORGE RUIZ CUESTA

http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
Atitlán,
Cerca del agua.





domingo, 19 de noviembre de 2017

SEGUNDA ERA. CICLO PRIMERO. FASE II. Capítulo 2. SEGUNDA OPORTUNIDAD IRREPETIBLE

NUEVAS LEYENDAS DEL LAGO ATITLÁN
SEGUNDA ERA

CICLO PRIMERO

JORGE RUIZ CUESTA


http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
Atitlán,
Cerca del agua.



Diego Isaías Hernández Méndez


SEGUNDA ERA

ÍNDICE

CICLO PRIMERO “Historias de amores y perros”


FASE I
1. Los cheles de los hombres
2. El viento y los perros
3. Huesos


FASE II
1. Una historia de amor.
2. Segunda oportunidad irrepetible.



CICLO SEGUNDO

FASE I
MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS de Jesús Miravalles
EXTRAÍDAS DEL “DIARIO DE UN VIAJERO”

1. El lago soñado
2. Recuerdos o sueños
3. La cima
4. Insomnio y leyendas
5. Otro insomnio, otra leyenda
6. Atravesando el espejo
7. Intuiciones o ladridos
8. Meditaciones sumergidas
9. El barco fantasma
10. Geografía irreal
11. Vientos ahogados
12. Paisaje íntimo
13. La transformación del viajero.




Diego Isaías Hernandez Méndez: Gritos de Perros Viendo el Espirito de la Milpa

 

SEGUNDA ERA

CICLO PRIMERO

 

FASE II 

 

 

2. SEGUNDA OPORTUNIDAD IRREPETIBLE




Diego I. Hernandez: Perros Alegres y Viendo un Humo de Aire

Cuando don Antonio Quiacaín soñó reiteradamente con su mujer muerta y acudió a los sacerdotes para buscar alivio y consuelo, no calculó que el remedio podía ser peor que la enfermedad…
Fue su cuñada, la hermana mayor de su difunta esposa quien le buscó el contacto con los sacerdotes del Lago. “Ven a mi casa esta noche a las doce en punto”, le dijo. “Trae contigo las cuatro velas de colores, una libra de pinóleo y una botellita de miel”.
Don Antonio salió de su casa con las velas, el pinóleo y la miel, más asustado que cuando su madre le enviaba de noche a vigilar las milpas de la familia.
Al pasar por el cementerio recordó las historias de muertos y aparecidos que se narraban en el pueblo antes de la llegada de la luz eléctrica. Se sentía más medroso y atribulado de lo que podía imaginar, pues siempre había vivido al margen de las cosas espirituales, ocupado en sus negocios y su cotidianeidad.
Diego I. Hernández: Saliendo Alma de Mujeres cuando la Naturaleza Pierde su Encanto
Serían las doce de la noche (Antonio cree recordar que tañeron las campanas), cuando estaba llegando al cantón Pacuchá, muy cerca de la casa de su cuñada, y notó que alguien tocaba su espalda. Esto tampoco lo puede asegurar, pero Antonio cree que se le paralizó el corazón y estuvo muerto todo lo que duró la escena. Es su forma de explicar el extrañamiento que le produjo ver que quien había tocado su espalda era su mujer muerta.

Vestía una mantilla blanca que envolvía todo su cuerpo dándole aire de fantasma. “Ella me miró como cuando éramos novios”.
Diego I. Hernández: Gritos de Perros Saliendo Alma de una Familia de la Semana Mayor
La esposa de Antonio era una mujer hermosa en vida, pero al parecer la muerte la había embellecido aún más. Ella fue directa al grano: “¿Quieres recuperarte de mi pérdida?, pues lleva cuanto antes esas velas al Cerro Visitador. Allí harás una ceremonia para agradecer nuestra unión al Dios Creador. Después llevarás esa botellita de miel a mi mamá, para agradecerle que ella te diera su fruto más dulce. Y por último irás a arrojar ese pinóleo a la orilla del lago, a un lugar que recordarás bien, porque fue donde nos conocimos.

Diego I. Hernández: La Viuda
Antonio, impresionado por las palabras de su esposa, siguió estas indicaciones sin reparar en las circunstancias extraordinarias de su emisión. Antonio se arrepintió después de no haber hecho ninguna pregunta a su difunta esposa. Ella
, igual que llegó, desapareció de su vista y se desvaneció a la vez de su memoria la idea de ir a casa de su cuñada para llevar las velas, el pinóleo y la miel a los sacerdotes.
Una vez hechas las ofrendas que le había recomendado su mujer, sin reparar en nada de todo esto, como un sonámbulo que ejecuta una orden implícita, Antonio comenzó a sentirse más sereno y equilibrado. A su cuñada nunca le dijo por qué no acudió a la cita con los sacerdotes, pero él, aunque sea en secreto, se lo agradece igual. Únicamente se arrepiente de no haber interactuado más con su esposa en esa segunda oportunidad irrepetible.

ADVERTENCIA PARA INADVERTIDOS-AS
Toda búsqueda de leyendas es legendaria.
Toda búsqueda o indagación sobre uno mismo es una búsqueda o indagación universal. El tiempo, el ingrediente esencial de la vida, se hace espiral y, entonces, sus ciclos no se repiten, en todo caso, repiten el biorritmo que los contemporiza. Esa es la armonización primordial, la que has de buscar, encontrar y mantener, cueste lo que cueste, en el bombeo de tu corazón, los ritmos de tu respiración, los anhelos de tu espíritu.
Por eso, si, desconcertado, has perdido la cadencia temporal que se acopla a tu ser, aquí podrás encontrar un nuevo vínculo entre lo íntimo y lo universal que no te sea ajeno.
Y todo porque, si buscas leer, vivirás, y si buscas vivir, leerás.


http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
JORGE RUIZ CUESTA 
Atitlán, Cerca del agua.

 

martes, 7 de noviembre de 2017

SEGUNDA ERA. CICLO PRIMERO. FASE II. Capítulo 1. UNA HISTORIA DE AMOR

NUEVAS LEYENDAS DEL LAGO ATITLÁN

SEGUNDA ERA
CICLO PRIMERO
FASE II 

JORGE RUIZ CUESTA


http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
Atitlán,
Cerca del agua.

 
ÍNDICE 

 
CICLO PRIMERO “Historias de amores y perros”

FASE I

1. Los cheles de los hombres
2. El viento y los perros
3. Huesos


FASE II
1. Una historia de amor.
2. Segunda oportunidad irrepetible.


CICLO SEGUNDO

FASE I
MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS de Jesús Miravalles
EXTRAÍDAS DEL “DIARIO DE UN VIAJERO”
1. El lago soñado
2. Recuerdos o sueños
3. La cima
4. Insomnio y leyendas
5. Otro insomnio, otra leyenda
6. Atravesando el espejo
7. Intuiciones o ladridos
8. Meditaciones sumergidas
9. El barco fantasma
10. Geografía irreal
11. Vientos ahogados
12. Paisaje íntimo
13. La transformación del viajero.


 

SEGUNDA ERA

CICLO SEGUNDO

FASE II 




 1. UNA HISTORIA DE AMOR



Con las manos huesudas, morenas, arrugadas, casi consumidas por el sol y el tiempo, el anciano, sacando los granos a una mazorca, me contó su larga vida, como el que desgrana sus más persistentes recuerdos antes de que se los lleve la muerte:

<< La conocí en las fiestas de San Juan. Lo curioso es que ninguno de los dos éramos de ese pueblo. Yo soy de San Pedro La Laguna y ella vivía en San Marcos aunque había nacido en Sacapulas, un pueblito de la Sierra de los Cuchumatanes. Ni nuestros orígenes, ni la distancia, ni nuestras lenguas, ni la oposición familiar, nos impidieron comenzar a hablar. Todo lo vencimos gracias a la fuerza del Lago Atitlán y su oculta naturaleza. Pero no se impaciente, don, enseguida le cuento.
Juan Fermin Gonzalez Morales: Sueño del Ebrio
<< Yo era un poco loco por aquellos años. Mi padre me regañaba casi diario porque no hacía mis mandados, estaba siempre jugando fútbol con los amigos, o chupando en las ferias y fiestas de guardar. Lo cierto es que mi papá también hacía lo mismo, pero él no quería que yo siguiera su mal ejemplo. Mi mamá repetía: "A ver cuándo te casas, que sólo así te llegará el cambio", aunque nunca sabré qué cambio era ese, pues ella falleció poco antes del encuentro que le voy a relatar. Pero hay una cosa que ella dijo y de la que todavía me acuerdo como si fuera hoy: “Que el amor entra por la puerta de los ojos, se arraiga en la cueva del corazón y se aleja por la ventana de la cabeza”.


Antonio C. Ixtamer: Las cuatro edades
<< Tenía 17 años cuando fuimos a la fiesta de San Juan. No habíamos empezado a tomar cuando vi a Luisa vendiendo sus tamalitos junto a su mamá y un su hermano que tenía cinco años por esa época. El niño gritaba para que se le escuchara entre la bulla de los otros vendedores y las orquestas. “Hay tamales, hay tamales, cuatro por un quetzal”, decía. (Fíjese don, que hoy por cinco quetzales, se los dan a usted más pequeños y con menos carne que entonces).
Jose Antonio González Escobar: El Palo Volador
Jose Antonio González Escobar: El Palo Volador
Yo tenía hambre pero al ver a Luisa me quedé parado y como sonámbulo. Me acerqué a ella sin dejar de mirarle a los ojos, le pedí los cuatro tamalitos y saqué mi quetzal, que era todo el gasto que tenía para aquel día. Mis amigos se enojaron, no tenían hambre y les molestó que me gastara en comida el dinero para la cuxa. Fue así como vi aquellos ojos, aquella cara, aquellas manos que me sirvieron atentas, sin mirarme. Luisa ni siquiera me sonrió pero yo quedé como tonto para el resto de la fiesta y me aburrí. El tiempo se me hizo largo y el trago, que apenas probé, me sentó mal. Por un conocido que me encontró contemplando fijamente a la muchacha, supe que su familia ixil era de Sacapulas y siempre habían vivido allí hasta que la guerra llegó por aquellas tierras.
Samuel Cumes Pop: Lucha Diaria
<< Desde esas fiestas de San Juan, siempre que tenía ocasión iba por la orilla del Lago caminando a San Marcos, pensando en Luisa, en su bonito rostro y en lo que me había ocurrido sólo por mirarla. Yo me sentía hechizado, la tuve en mis pensamientos muchos días y noches, y la busqué sin encontrar su casa, hasta que un día de noviembre, cuando las lluvias provocaron un movimiento de tierras que se llevó muchas viviendas de San Marcos fui para allá. Ya habían pasado varias horas desde la desgracia y esa vez es cuando nos miramos por segunda vez, aunque para ella fue la primera. Estaba parada frente a su casa destruida, con rastro de haber llorado. Por fin pudimos hablar, sin que nadie de su familia se enterase. Conseguí hacerle reír porque como le digo, don, yo era un poco loco en aquel tiempo. Su risa era tímida al principio pero después me fue tomando confianza y solo verla me daba alegría y me traía inspiración.
Chema Cox: Princesa tz'utujil con sus flores
<<Yo nunca había estado enamorado hasta entonces y no sabía por qué pasaba largas horas en silencio y soledad sin concentrarme en nada, dando largos paseos, mirando por la ventana de nuestra casa que da al Lago. Para hacerle el cuento corto don, que ya le veo inquieto, le adelanto ahora que hay una leyenda que dice que los enamorados, si piensan el uno en el otro en las noches de luna llena, frente a las aguas del Lago Atitlán, consagrarán su amor para siempre y no podrán ser separados nunca, ni por dioses, ni por hombres, ni por los trabajos, ni por la muerte aún >>.

Chema Cox: Baile de la Conquista

Hasta aquí la historia del anciano, más o menos como él la contó. Pero esto no es todo. Su historia termina así:
Después de varios meses, con más obstáculos que oportunidades para verse y tratarse, pero con la confianza de saber que se amaban, acordaron ponerse al amparo de esa leyenda, pues sus padres no parecían interesados en bendecir su unión. Eran muy jóvenes y no tenían dinero, él apenas había empezado a trabajar y ella no había ido al colegio. Decidieron que la noche de Noche Buena, se concentrarían el uno en el otro, pensándose y contemplándose mutuamente frente a las aguas del lago, por ver si era verdad la leyenda... o saber si no lo hicieron por pura desesperación. 
Entonces comenzaron a suceder cosas. Su madre murió al día siguiente, el día de Navidad, y como si la viudez pusiera a su padre sentimental, pasado el luto, logró que le diera su consentimiento.
En la casa de Luisa también pasaron cosas. Un hombre, al parecer primo segundo de la madre de Luisa, llegó a su casa con motivo de realizar unos negocios relacionados con el tul. (Hacía cestas, tapetes, esteras y toda clase de cosas que vendía por los pueblos de la orilla). Este Antonio, que así se llamaba, se prendó de Luisa y a la semana de andar por allí la pidió en matrimonio a sus padres. Entonces Luisa, sin decir nada nadie, mucho menos a su pretendiente, se puso enferma. Apenas comía, apenas dormía y se estaba debilitando a ojos vista. Sus padres al principio se mantuvieron firmes, sin mencionar la evidente relación entre la desgana de Luisa y su enfermedad. Después de consultar a una curandera se convencieron de que se trataba de un mal de amores y no había que contrariar al destino. Sus padres cedieron y así fue como consintieron sus relaciones y concertaron boda. En cuanto Luisa cumplió los 16 años, se casaron aquí en San Pedro, en la Iglesia mayor. Y hasta hoy, gracias al lago y a la naturaleza de sus caracteres, se amaron y se respetaron con armonía y salud.
Esta es la fuerza oculta del Lago Atitlán: que sus leyendas se cumplen aunque nadie las cree ni las crea.





ADVERTENCIA PARA INADVERTIDOS-AS
Toda búsqueda de leyendas es legendaria.
Toda búsqueda o indagación sobre uno mismo es una búsqueda o indagación universal. El tiempo, el ingrediente esencial de la vida, se hace espiral y, entonces, sus ciclos no se repiten, en todo caso, repiten el biorritmo que los contemporiza. Esa es la armonización primordial, la que has de buscar, encontrar y mantener, cueste lo que cueste, en el bombeo de tu corazón, los ritmos de tu respiración, los anhelos de tu espíritu.
Por eso, si, desconcertado, has perdido la cadencia temporal que se acopla a tu ser, aquí podrás encontrar un nuevo vínculo entre lo íntimo y lo universal que no te sea ajeno.
Y todo porque, si buscas leer, vivirás, y si buscas vivir, leerás.


http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
JORGE RUIZ CUESTA 
Atitlán, Cerca del agua.

domingo, 5 de noviembre de 2017

SEGUNDA ERA. CICLO PRIMERO. FASE I. Capítulo 3. HUESOS

NUEVAS LEYENDAS DEL LAGO ATITLÁN

  SEGUNDA ERA

JORGE RUIZ CUESTA


http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
Atitlán,
Cerca del agua.








 

ERA SEGUNDA

CICLO PRIMERO 

SEGUNDA ERA

ÍNDICE
CICLO PRIMERO “Historias de amores y perros”

FASE I

1. Los cheles de los hombres
2. El viento y los perros
3. Huesos


FASE II
1. Una historia de amor.
2. Segunda oportunidad irrepetible.


CICLO SEGUNDO

FASE I
MEDITACIONES CONTEMPLATIVAS
de Jesús Miravalles
EXTRAÍDAS DEL “DIARIO DE UN VIAJERO”
1. El lago soñado
2. Recuerdos o sueños
3. La cima
4. Insomnio y leyendas
5. Otro insomnio, otra leyenda
6. Atravesando el espejo
7. Intuiciones o ladridos
8. Meditaciones sumergidas
9. El barco fantasma
10. Geografía irreal
11. Vientos ahogados
12. Paisaje íntimo
13. La transformación del viajero.

 

Diego Isaias Hernandez Mendez



3. HUESOS


Diego Isaias Hernandez Mendez 

Un atardecer nublado y lluvioso, frente a los ventanales de la facultad de arqueología de la universidad de San Carlos, su directora, de origen tz'utujil, me contó la curiosa forma en que se le presentó su vocación. 
<< Nadie sabe de dónde salió. Yo lo encontré cerca de nuestra casa y me encariñé de tal manera con él que me ha sido imposible olvidarlo. Chucky había aparecido herido y hambriento pero a los pocos días yo le tenía sano y feliz. Me acompañaba a todas partes: cuando descansaba en casa o cuando jugaba con mis amigas, cuando iba por hierbas, agua o madera, a la montaña, al lago, al volcán. Todavía lo recuerdo como uno de los mejores compañeros de mi vida. 
Aproximadamente un año después de haberlo encontrado, Chucky desapareció dejándome triste y desconcertada. Pasé muchas horas buscándolo en los lugares que solíamos frecuentar: en las calles del pueblo, en las montañas, en el volcán, en el lago. Tres días más tarde, caminando de vuelta a casa, reapareció sucio y mojado, dándome la mayor alegría. Llevaba un gran hueso que no conseguí quitarle de la boca. En casa mis padres se alarmaron al deducir que se trataba de un hueso humano. Mi mamá era comadrona y supo enseguida que era un fémur: mi papá, que siempre ha sido un hombre muy recto, dijo: Hay que dar cuenta a las autoridades.
Tras algunos intentos fallidos, Chucky llevó a los funcionarios hasta un sumidero del que asomaban algunos huesos. Tiempo después se supo que el perro, sin saberlo, había desenterrado un sitio maya de la época preclásica donde se hallaron los cuerpos de lo que parecía ser una familia de cinco miembros, así como varias vasijas, cuencos y adornos. Los arqueólogos especularon con la idea de que podía tratarse de una familia noble que hubiera sucumbido abandonada, lejos de cualquier paraje habitado en aquella época.
Durante la tercera semana de excavaciones, cuando ya habían aparecido varias copas, un broche y un collar de la época preclásica, Chucky volvió a desaparecer y entonces es cuando se produjo el hecho extraordinario que me anima a contar esta historia. 
En el mismo sitio del preclásico y el mismo día que Chucky desapareció, se encontró el esqueleto completo de una especie canina sin identificar. Durante un tiempo, animada por los precedentes, seguía esperanzada con el regreso de Chucky, pero un día comencé a hacerme una extraña pregunta que ya no me abandonó jamás. ¿Y si los huesos de aquella "especie canina sin identificar" fuesen de una especie como la de Chucky?. Esperando un día obtener respuesta a esta pregunta es como me convertí en arqueóloga >>.
 

http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
DESPERTAR SOÑANDO. S.A.
JORGE RUIZ CUESTA 
Atitlán, Cerca del agua.