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jueves, 6 de junio de 2013

ERA PRIMERA. PRIMER CICLO. FASE I ("LO ETÉREO") y FASE II ("LO ESPECULAR")

CICLO PRIMERO

PAISAJE INTERIOR 


FASE I "LO ETÉREO"
FASE II "LO ESPECULAR"

 


http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png


JORGE RUIZ CUESTA



ÍNDICE 

CICLO PRIMERO 
“PAISAJE INTERIOR”



FASE I: “LO ETÉREO”

1. SUEÑOS

2. MI LUGAR FAVORITO DEL LAGO

3. EL LAGO FANTASMA

4. EN EL FONDO



FASE II: “LO ESPECULAR”

5. ECLIPSE TOTAL DE LUNA

6. MALAS LENGUAS

7. REFLEJOS

8. UN ESPEJO DE OBSIDIANA GIGANTE

9. ENTRE DOS LUNAS



...Y ADEMÁS...

GALERÍA DE ARTE MAYA.
PINTORES DEL LAGO ATITLÁN.






NUEVAS LEYENDAS DEL LAGO ATITLÁN







CICLO PRIMERO PAISAJE INTERIOR



Breve prólogo que se prolongará
y Fugaz aviso con visos de perdurar

Nuevas Leyendas Del Lago Atitlán es un conjunto nunca fijo de relatos que irán saliendo a la luz (en Blog) antes de nacer (en papel). Así, frente a una edición (o dosificación) convencional, que muere al nacer, que se cierra definitivamente o se fija para siempre al quedar impresa; estas leyendas, si llegan a ser un poco "legendarias", será irónicamente por alargar su vida más allá de cada punto final, al corregirlas, ajustarlas y hasta reescribirlas sin más pausa que su declarada dosificación.
Precisamente la imposibilidad de fijar un orden claro, marcar un itinerario único o proponer un final con destino, es lo que me ha llevado (paradojas posmodernas) a presentarlas en CICLOS, FASES y CAPÍTULOS, abiertos, cambiantes, flexibles, sabiendo que el rastro de lo legendario es inasible como una atmósfera y que sólo una estructura inesperada y dosificada que sea como el TIEMPO mismo, podrá sobrevivir. 
Por todo ello, SE HACE SABER que esta publicación inexistente sufrirá -como cualquier alma mortal- sucesivas  transformaciones, remiendos, adiciones  y hasta adicciones en sus 
CICLOS, FASES, CAPÍTULOS; 
PINTURAS, FOTOS, COMENTARIOS...




CICLO PRIMERO 

PAISAJE INTERIOR

 FASE I "LO ETÉREO"

Emilio González Morales: Baile de Animales 2008





1. SUEÑOS 




Diego Isaías Hernández Mendez
Gritos de Lobos Viendo Señales y la Abuela Luna
La otra noche tuve un sueño. Soñé que caminaba solo y desnudo  por las calles de San Pedro La Laguna, uno de los pueblos que se miran en las aguas del Lago Atitlán. Por alguna razón que no comprendía y me angustiaba, avanzaba por las familiares calles vacías, sin rumbo, aunque alertado por el pudor y los ladridos de los perros. No comprendía cómo había podido dejarme olvidados los pantalones en el cuarto, y recordé, mientras trataba de encontrar un camino de regreso sin testigos, que debía lavar mi camiseta morada. Después, el sueño, entró en una de esas espirales irreproducible y borrosa que lleva sin saber cómo, a abrir los ojos.
Los pantalones de lona (lo primero que vi) estaban como siempre, colgados de la silla y los ladridos de los perros (lo primero que escuché) me recordaron la reciente desnudez de mi extraño y fugaz sueño. Hice las tareas del día sin conciencia, paradójicamente más dormido que soñando y al final de la tarde, dando un paseo por la orilla del Lago observé a una muchacha que lavaba una camisa morada como la mía. Me acerqué a ella con la precaución de quien comprueba lo improbable o lo absurdo. No pude distinguir ninguna señal que confirmara si se trataba de mi camisa, pero quedé mucho más extrañado al comprobar que la ropa esparcida a su alrededor parecía provenir de lugares tan “exóticos” al Lago como París, Nueva York o China. Regresé a casa con el afán de preparar la ropa que debía lavar por la mañana pero me demoré buscando la camiseta morada. La encontré al día siguiente.
Resultó que estaba entre la ropa limpia, un poco arrugada pero con olor a recién lavada.


Juan Fermín González Morales
Lavando Ropa, 2009
Por eso, ahora lo sé: La ropa que lavan las mujeres en las orillas del Lago Atitlán no está tejida, como dice una leyenda, con los hilos de los sueños. No es tampoco la ropa de faena o de fiesta, de andar por casa o de celebración  que visten orgullosamente los tz´utuhiles. Es la ropa que echamos en falta quienes hemos caminado desnudos y atribulados por las callejuelas o los paisajes de nuestros propios sueños.




2. MI LUGAR FAVORITO DEL LAGO




Emilio González Morales
Baile de las Jarras, 2009
La primera vez que llegué al Lago Atitlán, quise recorrer todo el diámetro de su orilla caminando. Entre San Juan y San Pablo, supe de la industria del tul, capaz de convertir esas hierbas alimentadas por el agua en cestas capaces de soportar todos los pesos de la tierra. Al llegar a San Marcos comprendí que la mística internacional, por muchas pirámides que erigiese, no iba a lograr reconvertir ninguna de esas almas usurpadas por religiones, también de fuera. Por Tzununá, Jaibalito, Santa Cruz y San Jorge, mis piernas soñaron con la horizontalidad del mar, mientras mis pulmones respiraban aires de montaña. Poco después, como el que al bajar al valle cambia de mundo, comprobé por qué a Panajachel le dicen “Gringojachel”. Entre Santa Catarina y San Antonio Palopó, aprendí a pescar sin caña, con una lata y un hilo, y a encebar con insectos las mojarras que reaparecerían más tarde en un restaurante de San Lucas Tolimán y en un hotel de Santiago Atitlán.


Imágenes de Guate 360
Así es como, haciendo camino al andar, pasando ese lugar cercano a San Pedro, que llaman La Finca, me encontré con mi lugar favorito del Lago. Se trata de una playita en blanco y negro pues se compone de arena negra y piedras pómez, blancas como huevos pero más livianas que las penas. (Esas que luego transforma Don Feliciano Pop en piedras de diosito). Hay grama sembrada cerca de la orilla, donde pude tumbarme y quedarme dormido. Soñé con una cueva llena de tesoros y sentí el miedo de quedarme allí encerrado, rico pero muerto de inanición. Escuché las voces de los antiguos, las mismas voces que me dictan estas nuevas leyendas, a través de las cuales me fue dado conocer la magia que encierran todos los rincones y todas las orillas del Lago Atitlán.
Me despertó Don Antonio, el anciano que un rico de la capital contrata para cuidar el sitio. Cuando le conté el itinerario que estaba haciendo, lo entusiasmado que estaba con mi paseo alrededor del lago y la intención de repetir el recorrido nuevamente, me advirtió sonriente: 
-Tenga cuidado, amigo, ¿no conoce la leyenda?
-¿Qué leyenda?
-"Quien dé tres vueltas a la orilla del Lago Atitlán, ya nunca sabrá cuál es su otra orilla".



3. EL LAGO FANTASMA


Diego Isaías Hernández: Señales en el Cielo
Los días sin viento el agua del Lago Atitlán amanece inmóvil y transparente como agua de pantano. Cuando sopla el Xocomil, las mansas aguas se levantan en olas y el Lago parece un pequeño mar embravecido. Las luces del amanecer y del ocaso colorean las aguas verdeazuladas del Lago que es de jade con sol y gris sin él. Nunca he conocido paisaje tan cambiante como el del Lago Atitlán. Una nube que ensombrece la luz, el sol, o el viento que pasan, los ojos del que mira, los reflejos en el agua, todo cambia a cada segundo y es imposible retenerlo.
No hay modo de fijar en el recuerdo una imagen clara y consolidada del Lago Atitlán y por eso, este paisaje, pasa a la memoria de los viajeros como un sueño inacabado, que sólo en sueños se puede culminar.
Por todo esto no me resulta extraña, ni siquiera inverosímil, esta leyenda que me narró un muchacho de 12 años mientras viajábamos recostados en el techo de la lancha que une San Pedro y Santiago: 
-A Nuestro Lago Atitlán le dicen el Lago Fantasma. 
-¿Y cómo es eso?
-Porque hay un tiempo, en el invierno, cuando las tormentas de lluvia y el Xocomil revelan la otra naturaleza del Lago, en que así como lo ve usted ahorita, desaparece.
Imágenes de Guate 360

-¿Cómo que desaparece?
-Si, se va.
-¡Y a dónde se va!
-¡Saber!
-¿Y qué deja en su lugar?
-Un gran Vacío. Un gran agujero.
-¿Tú lo has visto?
-Nadie lo ve. Siempre lo cubre la niebla.
-Entonces cómo se puede saber que no está.
Vicenta Puzul de González: 
Clamando por la Limpieza del Lago

-En esos días, los dioses parecen enojados, uno puede imaginarlos y oírlos dando golpes en la masa de agua, como si estuvieran jugando al cinco sobre una mesa imaginaria. Los Pescadores llaman a esos días “Niebla” y jamás salen a pescar. En tiempo de nuestros antepasados, se hacían numerosas y ricas ofrendas al Lago: Jade para que recupere el color de los días soleados. Oro en polvo para que se adorne en los crepúsculos. Gemas y rubíes con los que pintar los reflejos de sus momentos culminantes. Si no se hace de este modo, los mayas pensaban que el Lago no regresaría después de la “"Niebla". "El Lago duerme, decían, tal vez hasta sueña. Nosotros debemos recibir su despertar con los mismos colores que él diariamente nos regala".
-…Y claro, siempre regresaba el Lago y se renovaba la fe de los Antiguos.
-…"De modo que ya lo sabe, amigo. Este lago que ve aquí, tan hermoso, cualquier día de Niebla, desaparecerá".
   




4. EN EL FONDO

Hay quien sostiene, que el Lago Atitlán se formó al inundarse el cráter de un antiguo y gigantesco volcán. Eso es tanto como decir que oculta bajo sus aguas otro Viejo Volcán muerto de nombre desconocido, pero lo que los Buzos han descubierto no se parece en nada a tan fantástico paisaje. Es mucho más, explican. Es todo lo que pueda imaginar quien tenga la fortuna de sumergirse más allá de los 100 metros de profundidad, y viva para contarlo.
Allá abajo -explica Tomás Peneleu García, de Bomberos Voluntarios- sin llegar siquiera a medio camino de la sima que es, geológica y literalmente, el fondo del lago, cuando empiezan a zumbar los oídos por la presión y, por qué no admitirlo, el miedo, el cerebro parece encogerse como un jocote maduro y altera sus conexiones neuronales, porque yo vi a mi madre vestida como una tz´utuhil antigua, sirviendo agua a mi papá, vertiendo el líquido de la jícara a la copa como si estuviésemos a la luz del sol en el tiempo anterior a la Conquista. Ya no quise seguir mirando y además al descender más abajo desaparecen las imágenes y lo único que se escucha son los aterradores sonidos del propio cuerpo. Otros compañeros narrarán otra historia, pero ninguno de nosotros miente porque cada cual ve imágenes de su propia vida pasada o futura y sólo le está permitido ocultar la verdad al que haya visto su propia muerte.
He oído contar las más fantásticas historias a cerca de los numerosos mundos que encierra el fondo del Lago Atitlán. Lo cierto es que no se conoce a nadie que haya tocado fondo y haya logrado salir a la superficie.





CICLO SEGUNDO

PAISAJE INTERIOR

  FASE II "LO ESPECULAR"


 



Emilio González Morales
El Respeto de los Atntepasados







 5. ECLIPSE TOTAL DE LUNA




Emilio González Morales: Noche Frio

Las noches de eclipse total de luna, cuando La Gran Abuela enrojece como si el juego de ocultarse fuera el resultado de un acto de pura timidez, el Puente de Plata que habitualmente tiende entre las aguas y la noche, se vuelve de sangre y los que lo miran, sufren el eclipse de una lágrima en sus ojos absortos.
Esas noches, el lago es un mantel rojo que evoca los Apóstoles, las Matanzas, las Conquistas, los Genocidios, los atropellos metálicos o ponzoñosos a los pobladores y a la Naturaleza. Esa noche todas las culpas se acumulan en la garganta y parecen querer ahogarnos con sus garras afiladas, por dentro. Esa noche, los perros aúllan como lobos, los pájaros gritan como monos, las ardillas escarban como topos, y toda la Naturaleza parece mudar sus papeles en un carnaval salvaje.
Emilio González Morales Danza de Perros, 2006
Y en esa noche, todos evocamos a nuestros muertos, a nuestros desaparecidos, a los que no están, para decirles que no nos olviden, que esa es la más horrible forma de la muerte. Si, como si sobreviviésemos más incompletos tras cada despedida.
Es triste la imagen pero nadie puede reprocharle nada a los astros, ellos saben más, son más antiguos, más precisos, más imperecederos e imprescindibles que nosotros.





6. MALAS LENGUAS


Emilio González Morales Baile de Perros, 2009
Dicen las malas lenguas que a los que tragan agua del Lago Atitlán, les nacen tres volcanes dentro. El San Pedro, que entrará en erupción, cuando un amor consolidado se malogre. El San Lucas, que arrojará de las entrañas el sobrante de amargura que destile toda nostalgia. Y el Santiago, que se manifestará siempre latente como recordatorio de una inicial imposibilidad: la de pasar por esta vida sin sufrir ningún sismo que nos ponga a temblar.
Guate 360
Pero lo que las malas lenguas ignoran es que, a pesar de todo, dieron en el clavo, porque cada vez que miro el Lago Atitlán después del baño desde cualquiera de sus orillas y veo esos tres volcanes muertos reflejándose misteriosamente en su hermoso espejo dormido, es como si contemplara el mejor estado de mi alma, pese al desamor, la nostalgia y el temblor de estar vivo.
 





7. REFLEJOS


 Dicen que el Lago Atitlán, no es sólo un Lago, es un espejo, y quien logra reflejarse en él los mediodías de su correspondiente día maya, no ve su gesto presente sino otro más envejecido de un aleatorio futuro. No por incrédulo he querido ser yo quien ponga a prueba esta llamativa leyenda. 
Fotografía de James Abraham
"El Espejo"
Primero tuve que averiguar cuál es mi día maya. No sospechaba que se requiriese tal precisión temporal y lamento no estar seguro de la hora exacta de mi nacimiento, según recuerda mi madre, por la noche un cada vez más lejano día de San Juan. 
Resulté ser Aj que, como el Cáncer del zodiaco occidental, es relacionado con el hogar. “La persona que nace en este día, será como la semilla en la naturaleza, se multiplicará“. La predicción no parece ajustarse a la vida de un viajero sin descendencia, pero pasando tanto tiempo cerca del agua, acaba uno por comprender que son variadas las formas de multiplicarse que experimentan las mentes humanas.
Emilio González Morales  El Viento, 2009
Y a esa borgiana multiplicación que procuran los espejos me remito para dar cuenta de la imagen que vi reflejada en el Lago un mediodía Aj hace pocas jornadas. Era la imagen desfondada de dos espejos enfrentados, la misma que descubrí fascinado muchas veces en mi infancia al meter el rostro entre las portezuelas del armario de baño y contemplar con extrañamiento de adulto cómo mis ojos me miraban desde otros ángulos, mientras el desdoblamiento se multiplica ahora hacia el infinito de la infancia.

 





 8. UN ESPEJO DE OBSIDIANA GIGANTE


El Lago Atitlán era el espejo de obsidiana más grande de los Antiguos Reinos Tz´utuhiles. Quizá no se ha hecho suficiente hincapié acerca de la importancia y la sagrada función de los espejos en la apasionante cultura Maya.
Juan Fermín González Morales Pescador, 2001
Los espejos eran mucho más que meros objetos de obsidiana pulimentados para mirarse uno mismo. Representaban y simbolizaban la función primordial de unir el mundo de los vivos al mundo de los muertos, por lo que mirarse en el espejo en aquel contexto cultural era como mirar más allá de la vida, hacia ese espacio sin tiempo que es la muerte, a través de un vínculo que no rompe la continuidad. El espejo era la puerta de entrada al Xibalbá, el Puente Invisible que une la vida sobre la tierra con la vida bajo ella o más allá de ella. De ahí la función preponderante del espejo en las ceremonias funerarias, la presencia casi ubicua de estos objetos de obsidiana en centros ceremoniales mayas.


No es difícil imaginar entonces la inquietud que despertaba en los Antiguos la presencia imponente del gigantesco espejo de obsidiana que es el Lago Atitlán. Ellos lo veneraban por sus propiedades mágicas, como puerta de entrada al mundo prohibido, aunque no precisamente separado, de los muertos.
Emilio González Morales  Mercado de San Pedro La Laguna, 2001

Es sabido que las ceremonias funerarias eran frecuentes en la preparación sacerdotal de los Mayas, las más exigentes y pavorosas implicaban el encierro del postulante en un laberinto piramidal excavado en la tierra a modo de recreación simbólica del oscuro Reino de Xibalbá, el Inframundo. Allí pasaban encerrados y ocultos varios días, sin comida, sin luz, sin palabras humanas con las que ahuyentar los temores, resolviendo acertijos, hasta que los postulantes diesen muestras de haber vencido sus soledades, su ansiedad, sus miedos y su conocimiento de los mitos vigentes. Quienes superaban esta dura prueba, eran considerados los elegidos, los que habrían de llevar la cuenta de los días, la carga de los cargos, el ceremonial de las ceremonias para que las huellas del hombre no se borren ni dejen de circular nunca sobre la tierra.
En casos especiales, dos, tres y hasta cuatro Sacerdotes Mayas se sumergían en las aguas del Lago Atitlán, para ver y escuchar lo que las voces de los Antepasados podían decirles. Se sabe que poco antes de la entrada triunfal en el Lago del guerrero español Pedro de Alvarado, el Adelantado, las voces del Lago, indicaron a los Sacerdotes que su tiempo estaba llegando al fin de un ciclo, que debían prepararse para el ocultamiento, la clandestinidad y la pérdida, pues a partir de entonces deberían concentrarse en preservar el más importante Tesoro: el Tesoro de las Lenguas con las que se habían comunicado hasta entonces con los dioses.
Imagenes zapatistas
Desde entonces se dice que el Lago Atitlán guarda un silencio más expresivo que los gritos, y que sólo volverá a hablar por medio de las voces de los antepasados cuando los derechos históricos de los pueblos indígenas se cumplan y se ejerzan en su integridad.
 




9. ENTRE DOS LUNAS



Luna y puente de plata
El Lago Atitlán es uno de esos puntos privilegiados de la Tierra donde siempre salen y se ponen dos Lunas: la Luna de arriba y la Luna de abajo, la que parece emitir luz propia aunque sea reflejada, y la reflejada que parece iluminar el agua por dentro.
Ambas lunas, inalcanzables, cambiantes, especulares, se retan y se hermanan sobre el agua, a través del Puente de Plata que como un cordón umbilical une la noche y los astros.
Reflejos de luna
Hay quien sostiene, a pesar de la belleza, que no es sano mirar mucho tiempo a la Luna de arriba, ni bañarse en el Lago con la Luna de abajo.


Pero los que somos lunáticos, o no tenemos remedio `por las muchas lagunas, amamos el baño en las aguas electrificadas o vivificadas por las dos Lunas: la del ensueño que puede cegar, y la del abismo que puede atraer. 




FIN
PRIMERA DOSIS



JULIO 2013
SEGUNDA DOSIS

 
Emilio González Morales

ÍNDICE

CICLO PRIMERO 
“PAISAJE INTERIOR”



FASE III: “LO ACUOSO”
10. LLUVIA Y LÁGRIMAS
11. LO QUE SE SABE DE LOS AHOGADOS
12. LA CIUDAD SUMERGIDA
13. TESTIMONIOS DIFERIDOS (Homenaje tardío a):
Parte Primera (D. Andrés Puac Tuyuc)
Parte Segunda (Doña Petrona González)

NOTA: 
Los nombres propios que aparecen y aparecerán 
en todos los relatos publicados 
serán siempre inexistentes, inventados o heterónimos.
Cualquier parecido con la realidad será mera coincidencia
...conmigo


Nuevas Leyendas del Lago Atilán es un conjunto nunca fijo de relatos breves, basados en Viejas Leyendas, pero revestidas de una subjetividad que aspira a ser imagen y semejanza... del Lago. Las dosificadas hasta ahora, fueron escritas a lo largo del año 2007, pero el rastro de lo legendario en mis propias vivencias inventadas o reales, no acaba de cerrarse y seguirán desfondándome hasta el infinito, haciendo que cualquier parecido con la realidad sea mera coincidencia... conmigo.
http://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/3.0/nl/88x31.png
JORGE RUIZ CUESTA

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2 comentarios:

  1. Que maravilla viajar a ese hermoso lugar a través de tus palabras con lOS ojos llenos de alegres colores y lágrimas de emoción.
    Mil gracias y mil besos. Te quiero y te admiro Amigo. Toñita.

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  2. Hola Toña, toñita, toña... Vaya sorpresón. Estos milagros son precisamente los que se saborean más después de "claudicar" de algún modo a lo presencial por lo cibernético.
    Como este es el lugar de los comentarios sobre las leyendas (aunque este reencuentro es legendario)... y como quisiera saber más de ti, escríbeme un correo para ponerme al día... que de poner al día el blog ya me iré ocupando a este ritmo dosificado, por ahora mensual, mientras siga comprometido a base de comentarios tan sentidos como este tuyo.
    A lo dicho, querida amiga... muchos saludos y recuerdos de Jorge, el parado incansable que, por cierto, busca como siempre un trabajo digno para dejar de no hacer.

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